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La gran historia del Heavy Metal

La gran historia del Heavy Metal
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Historia del Heavy Metal

“Nunca morirá. Cuando lancen todas las bombas, habrá alguna cucaracha en algún sitio haciendo air drumming.”

–        El productor Bob Rock acerca del futuro del Heavy Metal.

La historia del Heavy Metal, se pueden decir muchas cosas acerca del Heavy Metal como un género musical, pero no se puede negar que tiene un lugar bastante peculiar y especial en el gran espectro de la música; estamos hablando de un género que se ha desarrollado sin mucho comercial, constantemente expandiéndose y sin temor de abrazar diversas vertientes para convertirse en un campo en donde hay cabida para diversas visiones y sensibilidades.

Pero lo que define al Heavy Metal por encima de todas las características musicales, movimientos generacionales y todos los grandes grupos y álbumes que han surgido es el sentido de rebeldía, de retar al individuo y de crear algo peculiar, casi buscando romper el molde a través del toque que cada compositor puede proveer. Y esto es lo que lo ha hecho uno de los géneros más pasionales y con algunos de los seguidores más leales que se puede encontrar en el mundo de la música: porque se trata del individuo por encima del colectivo.

Aquí hablaremos de la historia del Heavy Metal, cómo se formó, cómo se desarrolló con las diversas tendencias con el paso de los años y aquellos hombres y mujeres que lo convirtieron en lo que es hoy en día.

Los cincuenta y los sesenta: las primeras semillas

“La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo.”

–        Platón.

Hay que destacar que bandas, álbumes y canciones de Heavy Metal como estilo desarrollado y formado no existieron durante las décadas de los cincuenta y los sesenta, pero ahí se dieron las primeras ideas y conceptos que derivarían en lo que sería el género en las décadas posteriores.

Por ejemplo, una de las mayores influencias y semillas para el desarrollo del Metal (y naturalmente del Rock) fue el blues, género musical que nació y creció exponencialmente en la década de los cincuenta a través de diversos guitarristas pero fueron sujetos como Joe Hill Louis o James Cotton, oriundos de la escena de Memphis, quienes le imprimieron una crudeza y un toque más “sucio” al modo de tocar este género musical.

Esto sería clave en futuras generaciones porque esa manera de tocar con agresividad y crudeza se volvería intrínseca con el Heavy Metal. Pero hay que decir que estos son antecedentes más pronunciados por un tema de actitud que de enfoque musical.

Sería en los sesenta donde comenzarían a surgir agrupaciones que serían influencias más directas en el naciente Heavy Metal, como serían las diversas agrupaciones legendarias del Rock de la época como los Beatles, los Rolling Stones, los Yardbirds, The Who y un par más de agrupaciones que se volverían las bases para miles de músicos que tomarían estas influencias y las llevarían a su faceta más extrema.

Un grupo que merece ser resaltado para entender cómo el Heavy Metal creció para ser lo que fue es la banda The Kinks y su icónico hit, You Really Got Me, de esta década. Esta canción muestra un riff principal que se volvería bastante común en el Metal, con mucha distorsión, crudeza y con un sonido muy directo, complementado con unas letras más sexuales y más viscerales que se volverían muy comunes en el género, especialmente en los ochenta con el Glam Metal.

No es ningún secreto que las actitudes y conceptualizaciones del Metal nacen del Rock, pero llevadas hasta su considerable exceso y eso es lo que hace a este género tan interesante, explicando su nacimiento: la noción de que siempre se puede ser más extremo y se puede reinventar lo que se ha hecho, agregando un poco más de intensidad y de impacto con cada entrega.

Es por eso que a finales de la década de los sesenta surgió en Inglaterra el triunvirato que se volvería el precursor principal del Heavy Metal, dibujando una conexión clara y absoluta entre el Rock y ese género: Deep Purple, Led Zeppelin y Black Sabbath.

Los setenta: las bases del Metal

“Nosotros seremos más pesados.”

–        Tony Iommi a Ozzy Osbourne acerca de lo pesado que era el debut de Led Zeppelin, según la biografía del vocalista de Black Sabbath.

No se puede comprender el nacimiento del Heavy Metal sin la impronta de Led Zeppelin, Deep Purple y Black Sabbath; son las bases que definieron de lo que se trataría el género y son el momento exacto en donde se termina cuando comenzaron las primeras canciones y álbumes de Metal.

Led Zeppelin se volvieron una influencia desde su primer álbum, ofreciendo una versión de Hard Rock que contaba con la crudeza del trabajo en la guitarra de Jimmy Page y unos ritmos vertiginosos que marcarían a múltiples generaciones. No es complicado analizar los primeros álbumes de Led Zeppelin y entender su impacto en músicos de Metal de la próxima década, especialmente en los guitarristas debido al trabajo de Page.

Deep Purple, por el otro lado, no impactarían al mundo del Hard Rock y el Heavy Metal hasta su trabajo de 1970, In Rock. Es aquí donde la presencia de Ritchie Blackmore se volvió mucho más notoria y hay un enfoque más duro en el sonido de la banda en la gran mayoría de las canciones. Aunado a eso, las vocales de Ian Gillan serían esenciales en el Metal; esa estridencia y rango vocal se volvería bastante común y se puede encontrar en este álbum el comienzo de esa tendencia.

Pero sería el debut homónimo de Black Sabbath en donde se centraría el mayor grado de influencia para la creación del Metal y es en este trabajo de 1970 donde se puede argumentar que nació el género. La música es marcadamente más oscura que cualquiera que haya venido antes y los riffs de Iommi, densos, lentos e impactantes, se volverían una faceta clave del Metal con el paso de los años.

Si bien es cierto que este triunvirato es el que más influyó en la creación del Metal en la década de los setenta, fueron los de Black Sabbath quienes se convertirían en los principales abanderados con trabajos como Paranoid o Master of Reality siendo considerados como los primeros álbumes de Metal de la historia, aunque hay algunas obras que pueden debatirse por ese rol.

Por supuesto, hay que decir que este trío de agrupaciones no fueron las únicas que tuvieron un rol significativo; hay varias bandas que tomaron lo que ellos habían hecho y le dieron su propio giro, convirtiendo la escena en algo mucho más vasto y completo.

Un ejemplo de esto es Aerosmith, quienes realizaron una mezcolanza entre lo que fueron los Rolling Stones y Led Zeppelin, pero con un toque más de los setenta; si bien es cierto que nunca han sido considerados como parte del género del Metal, su influencia a dicho estilo es más que notable.

Los setenta también marcaron el alza del Rock Progresivo de agrupaciones como Yes, Genesis o King Crimson, lo que resultó en que surgiera en una de las bandas más influyentes del Metal, especialmente en su faceta más técnica, como lo fueron los canadienses de Rush. Este trio conformado por Alex Lifeson, Neil Peart y Geddy Lee combinaron los aspectos técnicos y épicos de estas bandas con el Hard Rock de Led Zeppelin para crear un hibrido que evolucionaría a posteriori en la vertiente que conocemos como Metal Progresivo.

Aunado a todo lo que acabamos de mencionar, se debe resaltar la aparición de los Scorpions en Alemania. Si bien es cierto que en los setenta no habían desarrollado el estilo por el que se volverían famosos en todo el planeta una década después, hay que destacar que el trabajo de los alemanes en los setenta era más experimental, aupados por el talento del guitarrista Uli Jon Roth, y esto resultó en álbumes como Taken By Force, que también puede ser considerado como una de las primeras ofrendas del género metalero al mundo.

Una agrupación que tal vez no tiene el crédito merecido cuando se habla de la creación y formación del Metal como género son los irlandeses de Thin Lizzy. Una de las razones principales de por qué la banda del fallecido Phil Lynott fue tan influyente fueron las melodías de guitarra, que se volverían bastante notables en grupos como Iron Maiden e incluso la etapa de los ochenta de Judas Priest. Un tema como Massacre de Thin Lizzy puede ser un predecesor espiritual de lo que harían los de Harris desde su legendario debut en 1980.

Finalmente, hay que decir que muchas de estas bandas se quedan a medio camino entre elo que es el Rock y el Heavy Metal, pero ninguna otra ha especificado ese puente de conexión como Rainbow. Los primeros tres álbumes de la banda de Ritchie Blackmore en los setenta pueden servir como crónica del salto que se dio del Rock al Heavy Metal, mostrando al mismo tiempo el impacto de la música clásica en el género y cómo se podía alcanzar una escala más épica en el mismo. Temas como Kill the King, Stargazer o Gates of Babylon terminarían siendo altamente influyentes en el crecimiento del Metal como género.

No es ningún secreto que los setenta fueron una década de vasta experimentación musical y esta constante mezcolanza.

La invasión británica

Heavy es ralentizar, hacerse más profundo, oscuro y temperamental.”

–        Rob Halford en el documental Heavy Metal Britannia de la BBC.

No es ningún secreto que Judas Priest es una de las bandas más importantes de la historia del Metal y es probablemente la que mejor encarna todas las idiosincrasias del género junto a Iron Maiden, por lo que cuando surgieron a mediados de los setenta dieron el puntapié inicial a la segunda ola de bandas británicas a finales de la década, conocida comúnmente como la New Wave of British Heavy Metal.

Sí, el debut de Priest, Rocka Rolla del ’74, bebía mucho de las influencias del Rock clásico de los sesenta y setenta, pero es a partir de su segundo álbum, Sad Wings of Destiny, que sus trabajos ganan una poderosa connotación metalera y puede ser considerado como la primera estela seguida de trabajos que son marcadamente de este género, especialmente a partir del Sin After Sin del ’77.

También se debe destacar de Motörhead en la evolución del género ya que fueron una de las primeras agrupaciones en agregar el elemento de la velocidad y la distorsión al mismo tiempo como parte de sus composiciones. Ya temas como Paranoid de Black Sabbath, Kill the King de Rainbow y Exciter de Judas Priest habían dado indicios de esa dirección para el Metal, pero fueron Lemmy y sus muchachos quienes lo llevaron a otro nivel, basando gran parte de su música en eso.

Aunado a lo que estas bandas estaban fraguando, en Inglaterra también se estaba dando el movimiento Punk, que había nacido como una respuesta a la grandilocuencia y técnica excesiva de los grupos de Rock Progresivo como Yes o King Crimson. Abanderados del Punk como los Sex Pistols o los Ramones trajeron de vuelta la noción de un sonido más terrenal, más directo y agresivo, basándose primordialmente en la velocidad y la intensidad, elementos que tendría una influencia notoria en el Thrash Metal en los ochenta.

Todos estos eventos en la década de los setenta abrieron el camino a finales de la misma para que surgiera la New Wave of British Heavy Metal y con ella la primera serie de bandas netamente de Metal del género, alejándose de manera definitiva de sus raíces de blues y Rock clásico de los cincuenta y sesenta.

Fueron Saxon, Tygers of Pang Tang, Praying Mantis, Angel Witch, Tank, Def Leppard y un par más los que definieron a los grupos más exitosos de esta generación inglesa por diversas razones, tanto comerciales como por influencia y produciendo álbumes que tal vez no sean los más conocidos hoy en día, pero que tienen una calidad y valor histórico notables. Aun así, hay dos grupos cuya influencia ha sido absolutamente clave para entender el Heavy Metal en los ochenta: Iron Maiden y Diamond Head.

Los ochenta: el nacimiento del Metal clásico y la popularidad

“Yo sé lo que veían: que llenaban los recintos.”

–        El manager de Iron Maiden, Rod Smallwood, cuando le preguntaron qué vieron los sellos discográficos en la banda.

La influencia de Iron Maiden no puede ser minimizada ya que ellos llegaron a ser la punta de lanza de la New Wave of British Heavy Metal y uno de los primeros grupos de Metal puro que llegaron a tener profundas ramificaciones en el género incluso hasta nuestros días. Desde la publicación de su debut homónimo en 1980, la banda liderada por el bajista Steve Harris se convirtió en uno de los grupos metaleros más exitosos de toda la década y de los primeros en alcanzar el tan ansiado éxito comercial.

El estilo del género ya se había definido con ritmos vertiginosos, guitarras más contundentes y directas con melodías similares a las ya mencionadas de Thin Lizzy. Todo esto tuvo un impacto en la década de los ochenta, en donde comenzarían a volverse bastante populares las bandas de esta índole y que se convertiría en el periodo histórico más relevante del género.

Tal fue la recepción que muchas bandas clásicas de los setenta tomaron el éxito que se había consolidado con la NWOBHM y se reinventaron para volver a ganar notoriedad en esta década.

Black Sabbath se separó de Ozzy Osbourne y con Ronnie James Dio crearon un clásico del género como Heaven and Hell de 1980; Judas Priest se volvieron marcadamente más pesados y metaleros con trabajos como British Steel de 1980 o Screaming for Vengeance de 1982 y los Scorpions adoptaron el estilo Heavy con el cual alcanzarían fama mundial con álbumes como Blackout de 1982 o Love At First Sting de 1984.

Incluso Ozzy Osbourne recuperaría su estrellato y magia, aupado por el talentoso guitarrista Randy Rhoads, en trabajos como Blizzard of Ozz de 1980 y Diary of a Madman de 1981, al igual que Ronnie James Dio tras dejar Black Sabbath y publicar su trabajo solista, Holy Diver de 1983.

La primera mitad de los ochenta demostraría que no todas las bandas de la NWOBHM iban a tener el éxito monumental de Iron Maiden, pero grupos como Saxon, Raven o Venom lograron tener carreras estables durante toda la década y con Def Leppard cambiando notablemente su sonido. Aun así, el impacto de este movimiento generacional asentó las bases del Metal y prácticamente cualquier banda que surgió en esta década se vieron influenciados por esas agrupaciones inglesas.

Esta popularidad resultaría en la notoria progresión del género con el paso de los años, volviéndose mucho más diversificado y creando varios estilos y vertientes que lo volverían algo más vasto y variado.

El Glam: una revolución comercial

“Un cambio que creo que fue interesante es que significó la llegada de la ‘zorra masculina’, que es sutilmente diferente a la idea establecida del ‘galán’”.

–        El periodista musical, Simón Price, acerca del Glam Metal.

Una de las primeras vertientes que nacieron del Heavy Metal clásico a principios de los ochenta fue el Glam Metal y se volvería el estilo más comercialmente exitoso y popular de la década, marcando diferentes aspectos visuales, como el uso de maquillaje, cabellos voluminosos y ropas estrafalarias.

A diferencia de los otros estilos que surgirían más adelante, el Glam no se definió solamente por lo que estaban haciendo los grupos de Metal de la época, sino también por otros de una tendencia más Hard Rock. También hay que mencionar que éste sería un movimiento situado en Estados Unidos, produciendo y aupando a la gran mayoría de los grupos que alcanzarían el estrellato.

La influencia de Aerosmith fue esencial para la creación del Glam junto a la estética de artistas como David Bowie y T-Rex, pero también vale la pena destacar a un grupo como Van Halen, que desde su debut homónimo en 1978 se convertiría en un puente entre el Hard Rock y el Metal, además de influenciar notoriamente en el espectro musical de esta vertiente.

KISS también fue una gran parte de la evolución del Glam y su surgimiento en los ochenta, producto a la estridencia, las letras y estilo musical de la banda. Desde muchos puntos de vista, KISS puede ser considerado como el grupo que más influencia tuvo en el Glam Metal con el paso de los años.

Si bien es cierto que el Glam Metal nunca tendría la intensidad del Metal clásico o de los diferentes subgéneros que se formarían en los ochenta, pero al mismo subirían la intensidad establecida por el Hard Rock hasta ese momento.

El Glam comenzaría, al menos desde un punto de vista de relevancia cultural y comercial, con Mötley Crüe y su debut de 1981, Too Fast for Love. Aunque este trabajo es más crudo y pesado que la gran mayoría de los álbumes de Glam que saldrían a posteriori, presentó de manera clara de lo que se trataría este estilo: un estilo animado y fiestero, letras de sexo, drogas y rock and roll, y un toque directo que se volverían intrínseco con este subgénero.

La realidad es que a medida que pasaron los años en los ochenta, el Glam ganó mucho terreno en el negocio de la música y podría considerarse como el estilo musical que mayor preponderancia tuvo en la década, al menos en el gran espectro del Rock y el Metal; esto se evidencia cuando surgieron diferentes grupos de este movimiento como Ratt, Bon Jovi, Poison, Stryper y muchos otros, quienes consiguieron una avasallante serie de hits durante esa época.

Tal fue el éxito del Glam a través de sus hits fiesteros y power ballads que muchos grupos formados en la década anterior decidieron tomar varias idiosincrasias de este movimiento para ganar popularidad en el mercado, siendo KISS y Whitesnake los ejemplos más significativos.

A finales de la década ya existía una fórmula bastante marcada, con diversas agrupaciones nuevas sonando y viéndose bastante similar unas a otras y con sonidos y producciones que le debían demasiado a los primeros grupos que tuvieron éxito de esta escena.

El Glam padeció a finales de los ochenta y principios de los noventa una leve alteración al producir algunas agrupaciones que se vieron influencias por el histórico debut de Guns ‘N’ Roses, Appetite for Destruction de 1987. Si bien es cierto que Axl, Slash y compañía no eran un grupo de Glam (compartían un poco la estética, pero no de manera pronunciada y eran una banda de Hard Rock más convencional), tuvieron un impacto con un sonido compacto, salvaje y no carente de melodía, lo que les permitió alcanzar a una demográfica muy amplia.

El alza de grupos como Guns ‘N’ Roses y el arribo de nuevas tendencias musicales, complementadas con una saturación en el mercado de grupos de Glam muy similares entre sí, derivó en que este estilo perdiera mucha popularidad y ya para la mitad de los noventa era prácticamente inexistente y muchas de las bandas que triunfaron en los ochenta se habían separado o sus trabajos estaban siendo muy mal recibidos para esos tiempos.

El Glam fue, junto al Heavy Metal más clásico de Judas Priest, Iron Maiden, Ozzy o Dio, el medio por el cual el género del Metal ganó mucha popularidad y ventas en los ochenta y aunque hoy en día se le ve como algo muy de esos tiempos, que tal vez no ha perdurado en términos de influencia, no se puede desestimar su importancia cultural para este género.

El Thrash Metal y el nacimiento de lo extremo

“El Pop y el Metal no son amigos. Uno sabe dónde vive el otro y trata de mantener la distancia. Escogen calles diferentes, vecindarios diferentes, códigos postales diferentes.”

–        Dave Mustaine.

El Metal siempre ha tenido un componente extremo y eso se ha mantenido con el paso de los años, pero no fue hasta principios de los ochenta que se comenzaron a desarrollar estilos que se enfocaran en las facetas más agresivas del género y convertirlas en el punto focal de su música. Así fue cómo nació el Thrash Metal.

El Thrash nació como una mezcla de diferentes estilos y de diferentes influencias, pero también se le puede ver como una respuesta cultural a lo que representaba el Glam: si el segundo se trataba de estética, de ritmos y letras fiesteras y mucho gancho comercial, el Thrash se trataría de la agresividad, de una imagen reminiscente a la de los motociclistas y con un trabajo en las letras que se enfocaba en la ira, en crítica social y temas similares.

Desde un punto de vista musical, la NWOBHM, Motörhead y Judas Priest fueron unas influencias notables en las primeras bandas de Thrash que surgieron a comienzos de la década en Estados Unidos, principalmente Nueva York, Nueva Jersey, California y San Francisco.

Este estilo también se enfocó en tomar la intensidad y la rebeldía del Punk, complementado especialmente con cruda brutalidad de Venom, una de las bandas que fueron punta de lanza de la NWOBHM y cuyo álbum Black Metal llegaría a tener profundas ramificaciones en diversas vertientes del género.

Si bien es cierto que hubo demos de bandas como Overkill y Exodus que surgieron antes de 1983, el debut de Metallica de ese año, Kill ‘Em All, es considerado como el momento en donde el Thrash Metal nació como tal y fue rápidamente seguido por debuts como el Fistful of Metal de Anthrax de 1984, el Show No Mercy de Slayer de 1983, el Killing is my Business… and Business is Good de Megadeth de 1984 y un par más que se convirtieron rápidamente en los baluartes principales del movimiento.

Metallica, Anthrax, Megadeth y Slayer se volvería el Big Four, representando al Thrash como sus cuatro mayores exponentes y serían los grupos con más éxito comercial, produciendo diferentes trabajos como Master of Puppets, Among the Living, Peace Sells… But Who’s Buying? y Reign in Blood, respectivamente, que se volverían seminales y pondrían al Thrash no solo como el estilo más en boga en el mundo underground, sino también como una vertiente que tenía posibilidades en el mercado más convencional.

En Alemania también un surgimiento de varios grupos de Thrash que ganarían relevancia e influencia con el paso de los años, siendo Kreator, Sodom, Destruction y Tankard los más significativos e influyentes que formaría esa generación.

El Thrash se convertiría en el subgénero extremo por antonomasia en la década de los ochenta y serviría como base para otros estilos que se desarrollarían en esta época, pero que alcanzarían su plenitud en los noventa, como el Death y el Black Metal.

Los noventa y la diversidad

“En el momento en el que hay mucho, la calidad de la escena peligra. Algunas bandas se separan, otras continúan. Aquellas que continúan no están asustadas de tratar y caminar nuevos senderos.”

–        Chuck Schuldiner acerca de la saturación en la escena metalera en los noventa.

Los noventa fueron una época bastante convulsionada para el Metal, pero no estuvo carente de avances y evolución en las diferentes maneras de tocar este género. Si bien es cierto que muchos analistas e historiadores del Metal especifican esta década como el periodo en que hubo una decadencia bastante pronunciada, hay que decir que eso solo comenta una parte de la historia como tal.

A principios de la década el Glam comenzó a dar señales de saturación y de pérdida de popularidad, teniendo solo en Skid Row una banda nueva que pudiera presumir de éxito comercial (e incluso ellos cambiaron su sonido para su segundo trabajo, Slave to the Grind de 1991).

El Thrash había alcanzado un pique de popularidad en esa época, alcanzando su cúspide con la gira Clash of the Titans de Megadeth, Anthrax y Slayer, y el álbum homónimo de Metallica, popularmente conocido como el Black Album, que vendió millones de copias y los posicionó como estrellas mundiales en el mundo de la música.

Y a pesar de eso, la fortuna de otras bandas no se fue tan buena como la de estos grupos. Aunque grupos más que experimentados como Judas Priest y Iron Maiden seguían produciendo álbumes que daban buenos resultados en lo artístico y lo comercial, la popularidad y alcance no era el mismo que la década anterior y esto se debía principalmente a que las tendencias musicales estaban cambiando y los grandes sellos discográficos, radios y MTV estaban comenzando a invertir en otros estilos.

El Hip Hop había ganado mucha notoriedad por esos años y se estaba convirtiendo en un género bastante aceptado comercialmente, mientras que el surgimiento del movimiento Grunge, principalmente oriundo de Seattle, llegaría a tener profundas ramificaciones en la popularidad del Metal ya que se convertiría en la tendencia más exitosa en la primera mitad de los noventa.

Si en los ochenta el Glam dominó la escena con un enfoque musical fiestero y desenfrenado, el Grunge en los noventa, liderado por bandas como Nirvana, Alice in Chains, Pearl Jam, Soundgarden y Screaming Trees, ofrecía un sonido oscuro, pesimista y con un sentido orgánico que los hacía relacionarse más con una generación que buscaba más realismo en su música, sin mencionar la saturación en un mercado que necesitaba otra propuesta.

Es así como a medida que pasaron los años, las bandas de Heavy Metal clásico, Glam y Thrash perdieron mucho terreno en lo comercial, por lo que tuvieron que adoptar otros estilos para sobrevivir, para el detrimento de muchos fans, mientras que otras bandas no se supieron adaptar y se separaron en el proceso. Esto último fue fundamentalmente cierto con el Glam; casi todas las bandas que triunfaban en el Sunset Strip a mediados de los ochenta ya se había separado casi diez años después.

Esta era la situación en el mercado norteamericano y más mainstream, por así decirlo, pero en otros países y en el underground se comenzaron a fraguar nuevos estilos que florecerían en los noventa y alcanzarían sus particulares cimas creativas.

Una de éstas vertientes que alcanzaría su pique a mediados de los noventa sería el Death Metal, que había comenzado a mediados de los ochenta con grupos como Death sy debut Scream Bloody Gore de 1987, y que luego sería acompañado por otras bandas influyentes como Morbid Angel y Obituary.

El Death Metal progresó lo iniciado por el Thrash, y agregaría vocales guturales, además de un estilo incluso más intenso. A principios de los noventa tendrían un relativo éxito comercial con trabajos como el Human de Death de 1991 –que además mostraba connotaciones técnicas y Progresivas, innovando en el proceso- y el Covenant de Morbid Angel de 1993.

Como se puede imaginar, el Death Metal comenzó con mucho énfasis en la brutalidad, pero con el paso de los años algunas agrupaciones como Death, Opeth o Cynic le insertarían una faceta más técnica mientras que el movimiento de Gotemburgo en Suecia, con bandas como In Flames o At The Gates, le darían un giro más melódicos con un trabajo de guitarra reminiscente a lo hecho por Iron Maiden.

Europa sería un lugar bastante interesante en los noventa, en particular Alemania que daría lugar a la formación y crecimiento del Power Metal, que sería un estilo que tomaría la faceta más melódica del Heavy Metal clásico y lo haría el punto focal, con grupos como Helloween, Running Wild o Blind Guardian, todos oriundos del país germano, liderando la cuestión desde los ochenta.

Álbumes como los dos Keepers of the Seven Keys de 1987 y 1988, respectivamente, o el Somewhere Far Beyond de 1992 serían piedras angulares de un estilo que ganaría mucha preponderancia en Europa durante los noventa.

El Metal Progresivo también tendría su rol en la diversificación del género a comienzos de los noventa. Si bien es cierto que Queensrÿche ya habían sido los primeros en ganar popularidad mundial gracias al éxito logrado por el álbum conceptual de 1988, Operation: Mindcrime, se le unirían grupos como Fates Warning, King’s X, Dream Theater y Symphony X con el paso de los años, convirtiéndose en un movimiento que tal vez no tendría un gran éxito comercial, pero que avanzaría al género a facetas nuevas. Álbumes como el Images and Words de 1992 de Dream Theater o su propio Metropolis Part II: Scenes from a Memory de 1999 se convertirían en clásicos casi desde el momento de su publicación.

El Black Metal también surgiría en Noruega por estos años, inspirado por lo hecho por grupos como Mercyful Fate, Celtic Frost y otros, siendo la banda Bathory los primeros en surgir a finales de los ochenta y que sería seguido por un movimiento musical con agrupaciones como Emperor, Immortal, Burzum y Dissection, quienes agregarían un sonido más pulido, épico y en ocasiones épico a un estilo que se basaba mucho en temáticas de satanismo, producciones muy crudas y un sonido altamente intenso y brutal.

Habiendo dicho eso, el Black Metal ganaría mucha notoriedad en los medios por las acciones extremistas de algunos músicos, quienes llegarían a quemar múltiples iglesias en Noruega e incluso asesinarían a varias personas, estigma que ha marcado a este subgénero con el paso de los años y que se ha convertido en el aspecto por el que es más reconocido.

Como se puede ver, el Metal, a pesar de no haber tenido la repercusión mediática y comercial de los ochenta, había progresado mucho en los noventa y se había diversificado con muchos estilos para ofrecer, pero sería el Nu Metal la vertiente que obtendría mayor notoriedad en el mercado y que se convertiría en la nueva tendencia de la época.

Este estilo había nacido como una mezcolanza del Hip Hop y el sonido que la banda Pantera había ofrecido desde su quinto álbum de estudio de 1990, Cowboys From Hell, tras no haber logrado ningún tipo de éxito como una banda de Glam al uso. Los ritmos del Hip Hop se mezclarían con la contundencia de los riffs que Pantera popularizaría con su trabajo Vulgar Display of Power de 1992.

Korn sería el grupo que haría el primer álbum de Nu Metal de los noventa con su debut homónimo y con el paso de los años serían acompañados por grupos como Limp Bizkit, Deftones, System of a Down, Slipknot y un par más, tomando el testigo del Grunge como el movimiento más en boga tras la caída en desgracia de ese movimiento en particular tras el suicidio de Kurt Cobain en 1994.

El Nu Metal podría ser considerado como el último movimiento del género que tuvo un gran impacto cultural y que haya tenido profundas ramificaciones en diversas bandas que buscaron adoptar este estilo para atraer a una demográfica que había cambiado a unos años atrás.

El nuevo milenio y… ¿un estancamiento?

“Tienes que creerlo si quieres hacerlo.”

–        Bruce Dickinson acerca de lo que se necesita para tocar este tipo de música.

Ha habido múltiples discusiones acerca de por qué no ha surgido ningún movimiento en el género desde que el Nu Metal comenzó a estancarse a principios de este milenio, pero una de las razones más poderosas ha sido el alza de las descargas ilegales en el internet y eso ha derivado en que diversas generaciones hayan podido conocer diversas agrupaciones clásicas, globalizando el Metal con el paso de los años.

Hoy en día no hay alguna tendencia en particular, por lo que impera una cierta libertad que ha permitido que diversos tipos de grupos puedan conseguir un grado de éxito comercial, como pueden ser los casos de bandas como Mastodon o Avenged Sevenfold, que no tienen mucho en común una con la otra.

También ha habido un alza de reuniones y reformaciones de bandas que se habían separado en los noventa e incluso en los ochenta, debido en gran parte a la exposición que ha significado el uso del internet y las descargas ilegales, contribuyendo a que muchas personas estén más al tanto de lo que se fraguaba muchos años atrás.

También se ha discutido mucho acerca de cuál será el futuro del Metal en los próximos años, con muchas de las bandas más importantes e influyentes comenzando a retirarse, pero la realidad es que el sentido de incertidumbre siempre ha sido una constante en este género y probablemente lo va a seguir siendo con el paso de los años.

Este es un género que se ha definido por la constante lucha contra la adversidad y a persistir sin importar las circunstancias.

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